Corazones - mirada de caleidoscopio

Yo me enamoro, y me enamoro siempre del mejor corazón.

Él tenía la sonrisa enraizada entre campos verdes y tierras amarillas; los ojos reflejos de conciencia y sueños hermosos. Era humanamente solitario, incomprendido por los enraizados y envidiado por los que no saben llorar.

Observaba el mundo a través de sus caleidoscopios, resultado:
- no discuta no, todo luce de mejor color por aquí.
Quise comprenderlo un poco más y extrañarlo un poco menos, entonces, compré uno para mí.

Si me preguntas como te lo imaginas en este momento, diría que aromatizado por un mate y adornado con una bombilla, así se ve todo más como él.

Siempre fue dulce; gustaba de decir que jamás había tocado piel tan suave; siempre fue dulce, hasta cuando me habló de la miseria sureña y del gélido charco que dudaba cruzar en cada viaje.

Genuinos... así son siempre mis corazones con tonos rojos y rojos.