Octava escena: Lo agradable.

Entra con mirada firme pero sencilla; da un vistazo al mundo del desdicha y percibe que se quedará ahí por un tiempo amén. Lo último, por su parte, prepara una corta noche donde espera con brazos abiertos en primera piel, y en segunda una clave de sol incrusta en el pecho.
Se subestiman y sueltan ironías, humor negro es el que va a sobrar; terminan copas, terminan de bailar con el mar, pero aún tan cerca sólo se ven con un ojo porque así luce más graciosa la radiografía de su emoción.
Se intensifica la luz y el sonido, de repente todo desaparece y olvidan volar; lo cierto es que hay infección de poca costumbre, agitar las manos atrás-adelante ya, impide la mágica tarde en Estambul.
Después piensan que hay algo agradable, es agradable lo agradable. Sueltan risas, sonríe, sonríe y más.

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