El espacio que necesitaba para escuchar su propia voz... de julio a aquí es lo que más tenía en realidad, y es precisamente ahí donde el temor a equivocarse comenzaba a resaltarse con negritas... la ligereza esa tan suya no es mal complemento para respirar con tranquilidad; pero si se mezcla con la melancolía esa también tan suya, puede dar a luz a una de esas vírgenes de yeso que lloran, de miradas fijas y sin emociones aparentes... andaba preocupada de pensar en lo tanto que quería hacer, la lista era larga tan larga como las que año a año entregaba a papa noel con la certeza de que todo llegaría tal cual (secreto.. esa certeza nadie se la quita aún). Sus tarea de enumerar y priorizar la lista, le dan dolores de cabeza al instante en que lo que "debe" y "quiere" hacer se confrontan en una de esas cintas mudas de bandidos a blanco y negro... en pleno corazón de tarde, al compas de las dos tazas amargas que se volvieron su mejor compañia, puede oler el cantinho aventurero que dejó la Chica Almodovar, es un olorsito a libro abierto deseoso de llenarse de historias lindas para su contar; dos tazas más, su arrebatado motor se llena de energías, sube el volumen a 30, desconecta los parlantes y comienza a gritar...

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