Como si hubiera estado durmiendo todo este tiempo, quedándose solo en los más dulces recuerdos de los buenos tiempos, apareció sin aparecer.

Hola, ¿como estas? - simple juego de palabras, y con una sutil vileza colocó su prestigio con seis letras.
Se le abrieron los ojos, paro de respirar y el corazón saltó; pero ni se crean tanta emoción, solo fueron pocos segundos hasta que apareciera dentro de su cabeza un gran signo de interrogación a lo anime japones. ¿?

Lunas pasaron y dejó que su cabeza y sus por entonces turbadas emociones olvidaran con facilidad los fantasmas del pasado. Otro - Hola ¿como estas? - y vuelta a abrir el baul con letras flotando como negras, blancas, corcheas y semicorcheas en cuatro tiempos.
Era como si a lo lejos y sin poder saber de ella, supiese que lo necesitaba para sentirse realmente querida; aunque en el fondo sabía que era una caprichosa coincidencia.

Volvieron a pasar más lunas y su mejor aliada le hizo el favor de volver a olvidar con facilidad; pero como estará de empeñado, nostálgico o celoso de perder protagonismo, que hasta en su séptimo sueño mando un corresponsal para volver a colocar su prestigio con seis letras, pero esta vez susurrandoselo al oído.

Después de esas señales no le quedo más que recordar con esa melancolía tan propia de ella, la manera como sus codos se apoyaban sobre sus rodillas, su risa sarcástica, su flojera al caminar, las empinadas para poder rodear su cuello, los bailes interminables, las bajadas a tierra con una sola palabra, su mano sobre su mejilla y esa mirada, esa mirada que hablaba de amor del bueno...
Y ahora que se quedó con el pecho lleno de suspiros, vuelve a recordar también porque están donde tienen que estar, uno cogió ir al sur y el otro al norte... y ahora ¿quien habla de sueños? pero como todo esto solo tenía una misión, pueden quedarse tranquilos porque se confirma una vez más que sus lugares tienen credencial vitalicia...

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